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Como el marido no le hacía ni caso, esta madurita andaba muy necesitada y a pesar de su edad, aun disfruta del sexo. Por eso, le pidió a un amigo de su hijo que le hiciese un buen favor, en forma de follada casera con ella. Al principio tuvo dudas, pero no pudo rechazar la petición de la cuarentona y terminó penetrándola a fondo.

Había quedado con un amigo para salir al cine, pero al parecer aun tardaría en llegar. Aun así, su madre le abrió la puerta y decidió esperarle, mientras la señora le hacía compañía. Lo que jamás pensó el chaval, es que la milf acabaría entreteniéndole con unas buenas mamadas caseras, donde le sacó brillo a su dura polla.